lunes, julio 18, 2005

The Movidas contra el imperio indie

La Costa Brava En junio fue la fiesta organizada por el bar Desorden para celebrar su primer año de existencia que además de cara (18 euros, hay que ser ladrón) prometía ser aburrida. Los grupos elegidos eran lo más representativo del indie más engreído, ese que hace inoportunos y vanos alardes de intelectualidad. Y, así, no se puede. Como mis cambios de estado de ánimo me hacen perder la coherencia supongo que pensé (pensamos, pues éramos un reducido grupo de tres personas) que podía ser una buena opción y al final no encontramos en el Café Albeniz soportando al apático Señor Chinarro y pensando que cualquier grupo futuro siempre será mucho mejor. Aclaro que el Señor Chinarro me cae muy bien, incluso opino que si se lo propone puede hacer muy buenas canciones, por lo que nadie piense que tengo algo personal en su contra.

Chinarro ni siquiera llevaba banda lo que lo convertía en una tortura. Tenía cierta ilusión por escuchar a Nacho Vegas, por ver si sus nuevos temas estaban más cerca del primer disco (el que me gusta) más que del segundo. Me quedé con las ganas. Al parecer ya había tocado unos 20 minutos.

Ya sólo quedaba La Costa Brava y me confirmaron una sospecha, La Costa Brava es poco más que una canción. Adoro a las pijas de mi ciudad es lo único memorable que ha hecho este grupo y puede que un par de canciones más pero en el resto de temas, entretenidos eso sí, escuchas a Australian Blonde o a El Niño Gusano. Y por mucho nombre heroico que haya, la mitad de Australian Blonde y la mitad de El Niño gusano no suman todavía una buena banda.

Es posible que si tiran por la vía de Adoro a las pijas de mi ciudad puedan definir un sonido con esos músicos talentosos que llevan pero para ello seguro que tendrían que reunirse más y evitar la alargada sombra que persiguen a Sergio Algora y Fran Fernández. Sergio Algora no está por cierto en buena forma, parece de vuelta de todo, algo quemado; pero es indudable que aún así tuvo y retuvo.

Obsesionado con los 18 euros de la entrada tenía la sensación de que ni siquiera el entretenido concierto de La Costa Brava lo podía valer. A punto de irnos, dos tipos con pinta de raperos cutres suben al escenario. No contábamos con ellos. Dudamos si marchar o no. Entonces una serie de improperios lanzados contra la comunidad indie salieron de estos macarras, ellos eran The Movidas y habían recorrido 900 Km. para descojonarse del tecno alemán, de los 80 y Michael Knight y de las camisetas y las patillas que suelen lucir orgullosos la mayoría de los presentes. El propio Fran Fernández dice en su blog que "Pakirri era gay" es un himno generacional, Fran demuestra gran sentido del humor porque fue objeto de los dardos de los raperos.

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