lunes, julio 18, 2005

La química de Rostrio

Chemical BrothersPara celebrar su 250 cumpleaños, Santander, que existe desde los tiempos de los setercios pero reconocida como ciudad es así de jóven, organizó un festival junto a la playa de Rostrio. No había tarta de cumpleaños real, que ya podía ser otro detalle, pero la símbolica tarta de la satisfacción de los aficionados, se la acabaron por comer los Chemical Brothers al concentrar a diez mil personas sin dejarles un respiro para parar de botar. Mi voto es para ellos. El resto del pastel, lo dejaron para la gran actuación de Rinôçérôse y la muy buena de Sonic Youth. También destacaron Los Planetas, The Faint, Morcheeba y Ocean Color Scene.


Tom Rowlands y Ed Simon fabrican un espectáculo que es una auténtica inyección de droga dura. Con Hey boy, hey girl abrieron la explosión festiva y no faltaron aclamados éxitos como Block rockin´ beats, Out of control o el nuevo hit Galvanize, (del último disco, Push The Button) un tema de aparente compromiso combativo ante la tristeza expresada por el duo al enterarse de los fines con los que utilizan su música y la de, por ejemplo, The Clash en ese monumento a la tortura llamado Guantanamo. Chemical, incluso en un tema así, consigue su proposito: la fiesta. Y es que todo fue fiesta y deshinivición. Los Chemical son un grupo de rock and roll con ese objetivo tan sencillo y por eso triunfan. El concierto de Chemical estuvo precedido del de The Faint, enlace perfecto entre ellos y Morcheeba. Ambos grupos cuajaron sendos buenos conciertos. Ni una pega.

Buen sabor de boca dejó Rinôçérôse, estrellas el día después de Los Chemical. Los franceses mejoraron una barbaridad, la banda tiene ahora una actitud que los convertirá en muy grandes si siguen por este camino. Antes eran un grupo impresionante pero ahora van camino de firmar páginas gloriosas. El truco es no dejar de tocar sus éxitos de siempre y haber renovado planteamientos antes la futura publicación de Schizophonic, disco que dará mucho que hablar.

Por su parte Sonic Youth, en un estado de forma excepcional, ofrecieron un concierto de corte muy bello y magnífico. Se les fue la bola lo mínimo que se le puede ir la bola a Sonic Youth y eso fue su mayor acierto. Demostraron que quien tuvo retuvo, aunque ya sabíamos esto por Los Pixies y otros grupos que afortunadamente vuelven a la palestra para mostrarnos lo que será la
música clásica dentro de algún siglo.

Y no, no están en baja forma. Se comenta que Los Planetas y Ocean Color Scene están lejos de sus mejores días pero no creo que alguien pueda afirmar esto con suficientes argumentos. Las actuaciones de ambos grupos fueron brillantes, especialmente la de Los Planetas.

Quienes si parecen derrotados son Manta Ray. Siguen siendo el grupo más profesional que te puedas echar en cara pero hay algo indescriptible que está fallando. No lo entiendo. El nivel alcanzado por Manta Ray ha sido tan alto que no es comprensible que ahora toquen como un grupo más. Mucho menos que suenen así con Extratexa, un disco tan agresivo. No lo entiendo, al igual que no entiendo que no toquen sus mejores temas en directo. Quizás nos acostumbraron al caviar pero la proyección de convertirse en una de las mejores internacionales no la pueden perder. Así que esperemos un nuevo disco que les cambie la actitud. Que estas palabras de rabia sirvan, por favor, para despertar el ánimo de la banda de Gijón.

En el apartado más electrónico 2 Many DJs me decepcionaron, quizás por no entender lo que esperaba. Pero se supone que ellos, Vitalic y Nathan Fake (a quienes no vi) son lo mejor del mejor apartado electrónico de la música actual. Me recomendaron the sky was pink así que pondré el emule a trabajar.

... Y que cumplas mucho más.

The Movidas contra el imperio indie

La Costa Brava En junio fue la fiesta organizada por el bar Desorden para celebrar su primer año de existencia que además de cara (18 euros, hay que ser ladrón) prometía ser aburrida. Los grupos elegidos eran lo más representativo del indie más engreído, ese que hace inoportunos y vanos alardes de intelectualidad. Y, así, no se puede. Como mis cambios de estado de ánimo me hacen perder la coherencia supongo que pensé (pensamos, pues éramos un reducido grupo de tres personas) que podía ser una buena opción y al final no encontramos en el Café Albeniz soportando al apático Señor Chinarro y pensando que cualquier grupo futuro siempre será mucho mejor. Aclaro que el Señor Chinarro me cae muy bien, incluso opino que si se lo propone puede hacer muy buenas canciones, por lo que nadie piense que tengo algo personal en su contra.

Chinarro ni siquiera llevaba banda lo que lo convertía en una tortura. Tenía cierta ilusión por escuchar a Nacho Vegas, por ver si sus nuevos temas estaban más cerca del primer disco (el que me gusta) más que del segundo. Me quedé con las ganas. Al parecer ya había tocado unos 20 minutos.

Ya sólo quedaba La Costa Brava y me confirmaron una sospecha, La Costa Brava es poco más que una canción. Adoro a las pijas de mi ciudad es lo único memorable que ha hecho este grupo y puede que un par de canciones más pero en el resto de temas, entretenidos eso sí, escuchas a Australian Blonde o a El Niño Gusano. Y por mucho nombre heroico que haya, la mitad de Australian Blonde y la mitad de El Niño gusano no suman todavía una buena banda.

Es posible que si tiran por la vía de Adoro a las pijas de mi ciudad puedan definir un sonido con esos músicos talentosos que llevan pero para ello seguro que tendrían que reunirse más y evitar la alargada sombra que persiguen a Sergio Algora y Fran Fernández. Sergio Algora no está por cierto en buena forma, parece de vuelta de todo, algo quemado; pero es indudable que aún así tuvo y retuvo.

Obsesionado con los 18 euros de la entrada tenía la sensación de que ni siquiera el entretenido concierto de La Costa Brava lo podía valer. A punto de irnos, dos tipos con pinta de raperos cutres suben al escenario. No contábamos con ellos. Dudamos si marchar o no. Entonces una serie de improperios lanzados contra la comunidad indie salieron de estos macarras, ellos eran The Movidas y habían recorrido 900 Km. para descojonarse del tecno alemán, de los 80 y Michael Knight y de las camisetas y las patillas que suelen lucir orgullosos la mayoría de los presentes. El propio Fran Fernández dice en su blog que "Pakirri era gay" es un himno generacional, Fran demuestra gran sentido del humor porque fue objeto de los dardos de los raperos.